lunes, 6 de diciembre de 2010

NAVIDAD RECICLADA


Poner tu casa de navidad te puede salir asi de agradable y barata. Pon a los nenes a recortar angelitos, eLlos mismos los pueden hacer.
Vía stempelglede.typepad.com
Si lo que quiereS es sorprender a todos, haz este calendario de adviento con unas cajas de cerillas y tú imaginación.
Vía miaslandiv.blogspot.com

¡Poneros manos a la obra, que ya queda poco tiempo para navidad!

jueves, 17 de junio de 2010

BISUTERIA CON PAPEL

Pulsera y pendientes realizados con papel pegado sobre madera.



Via greatgreen, Claudia Garzesi

sábado, 5 de junio de 2010

BOTELLAS DE PLÁSTICO

Cosas sencillas que puedes hacer con unas botellas de plástico, un aspersor de agua para el jardín, un mezclador de agua para un lavabo antiguo o simplemente decorar una fiesta o un jardín utilizándolas de floreros.





Vía senngold.ch.

lunes, 31 de mayo de 2010

ESOS QUERIDOS VAQUEROS

Que buena la compra de un vaquero, a lo largo del tiempo te vas dando cuenta de que no solo son unos pantalones, son unas bermudas, son una falda, son un bolso, son una certera, son una libreta, y por si esto no fuese suficiente ahora también son unos mocasines.

Vía Alibaba.com

martes, 20 de abril de 2010

AQUÍ NO SE TIRA NADA


Mi querida madre cada día me sorprende más. El otro día se dió cuenta de que uno de los gorros de paja que a ella más le protege del sol estaba roto, me pidió hilos, cuando me dí cuenta ya había confeccionado a ganchillo un gorro para forrar el anterior.

Y ESTE ES EL RESULTADO, NO ME DIGAIS QUE NO VALE UN MUNDO ESTA MUJER

martes, 6 de abril de 2010

HAZ TU PROPIA TELA

Esto es lo más de lo más, ya le podemos hacer la competencia a la marca Desigual y hacernos nuestros propios tejidos. Solo tenemos que ir recogiendo por casa, la ropa vieja de todo quisque e ir cosiéndola. Con un poco de paciencia te puedes hacer las cosas más cachondas del mundo, aprovechando el babero del niño, el pantalón de papá, el mantel agujereado, etc, etc.

Vía ecoble.com

domingo, 21 de marzo de 2010

DESECHANDO LO DESECHABLE - MARCIANO DURÁN

El otro día recibí por correo electrónico este texto, me gustó y lo colgué en el blog. El texto está tal y como me lo mandaran. Como veréis está atribuido a Eduardo Galiano.

ME CAI DEL MUNDO Y NO SÉ POR DONDE SE ENTRA
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco..
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.
Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.
¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.
¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables!
¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!
¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!
Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
¡Es más!
¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.
Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.
¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.
¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?
¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa?
¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
El que tenga menos de 30 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!!
¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!
Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)
No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan.
Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor.. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y bote que ya se viene el modelo nuevo'.Hay que cambiar el auto cada 3 años como máximo, porque si no, eres un arruinado. Así el coche que tenés esté en buen estado . Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!! Pero por Dios.
Mi cabeza no resiste tanto.
Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.
Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?
¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!
Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para pone r en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!
Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.
Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!
Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.
Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo,pegatina en el cabello y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.
Eduardo Galeano

PERO AL HACER ESTA ENTRADA HE RECIBIDO EL SIGUIENTE COMENTARIO
Desde hace unos meses circula por Internet la crónica “Desechando lo desechable” y lo hace con el título "Me caí del mundo y no se como se entra" “Porque todavía no me compré un DVD”, “Para los de más de 40”, “Ahora todo se tira”, etc,etc con la firma del reconocido escritor compatriota Eduardo Galeano.
Nuestro buscador ha determinado que también ustedes incurrieron en el mismo error al adjudicarle a Galeano un texto que no es de él.
La versión original (sin las modificaciones que sufrió en los últimos meses) corresponde al escritor uruguayo Marciano Durán y se encuentra en la página http://marcianoduran.com.uy a disposición vuestra (junto a un par de centenares de crónicas más) sin más requisito para utilizarlas que no modificar su contenido.
En http://www.marcianoduran.com.uy/?p=176 (Desechando lo desechable) se puede leer la versión original
En http://www.marcianoduran.com.uy/?p=278 (Otra aclaración sobre Galeano) se ofrecen algunas explicaciones respecto a esta confusión.
En http://www.marcianoduran.com.uy/?p=335 (Galeano: “Mi trabajo más felicitado, más laureado, que circula por Internet no me pertenece”) incluye manifestaciones de Galeano explicando la situación.
En defensa de Galeano primero y del texto después agradecemos las correcciones que puedan efectuar.
Saluda atte
Dpto de Prensa de "Crónicas marcianas y uruguayas"
http://marcianoduran.com.uy

Entrando en la página de Marciano Durán,Encuentro el original


“DESECHANDO LO DESECHABLE”

Seguro que el destino se ha confabulado para complicarme la vida.
No consigo acomodar el cuerpo a los nuevos tiempos.
O por decirlo mejor: no consigo acomodar el cuerpo al “use y tire” ni al “compre y compre” ni al “desechable”.
Ya sé, tendría que ir a terapia o pedirle a algún siquiatra que me medicara.
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.
No hace tanto con mi mujer lavábamos los pañales de los gurises.
Los colgábamos en la cuerda junto a los chiripás; los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.
Y ellos… nuestros nenes… apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda (incluyendo los pañales).
¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!
Sí, ya sé… a nuestra generación siempre le costó tirar.
¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables!
Y así anduvimos por las calles uruguayas guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. Y nuestras hermanas y novias se las arreglaban como podían con algodones para enfrentar mes a mes su fertilidad.
¡Nooo! Yo no digo que eso era mejor.
Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra.
Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto.
Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plast de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de alpaca en el cajón de los cubiertos!
Es que vengo de un tiempo en que las cosas se compraban para toda la vida.
¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas y escupideras de loza.
Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.
¡Nos están jodiendo!
¡¡Yo los descubrí… lo hacen adrede!!
Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo.
Nada se repara.
¿Dónde están los zapateros arreglando las medias suelas de las Nike?
¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommier casa por casa?
¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
Todo se tira, todo se deshecha y mientras tanto producimos más y más basura.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!!
¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de 50 años!
Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)
No existía el plástico ni el nylon.
La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en San Juan.
Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban.
De por ahí vengo yo.
Y no es que haya sido mejor.
Es que no es fácil para un pobre tipo al que educaron en el “guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo” pasarse al “compre y tire que ya se viene el modelo nuevo”.
Mi cabeza no resiste tanto.
Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que además cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.
Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya sí era un nombre como para cambiarlo)
Me educaron para guardar todo.
¡Toooodo!
Lo que servía y lo que no.
Porque algún día las cosas podían volver a servir.
Le dábamos crédito a todo.
Sí… ya sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no.
Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas de jardinera… y no sé cómo no guardamos la primera caquita.
¡¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?!
¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones.
El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto.
Y guardábamos.
¡¡Cómo guardábamos!!
¡¡Tooooodo lo guardábamos!!
¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!
¡¿Cómo para qué?!
Hacíamos limpia calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares.
Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela.
¡Tooodo guardábamos!
Las cosas que usábamos: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus.
Y las cosas que nunca usaríamos.
Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón.
Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar.
Cañitos de plástico sin la tinta, cañitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón.
Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor. Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraran al terminar su ciclo, los uruguayos inventábamos la recarga de los encendedores descartables.
Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de paté o del corned beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave.
¡Y las pilas!
Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa.
Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más.
No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
Las cosas no eran desechables… eran guardables.
¡¡Los diarios!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al cuadril!
Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque del Banco de Seguros para hacer cuadros, y los cuentagotas de los remedios por si algún remedio no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos.
Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posamates, y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de cartas se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía “éste es un 4 de bastos”.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal.
Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo.
Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos.
Así como hoy las nuevas generaciones deciden “matarlos” apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada… ni a Walt Disney.
Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron “Tómese el helado y después tire la copita”, nosotros dijimos que sí, pero… ¡minga que la íbamos a tirar! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas.
Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos.
Las primeras botellas de plástico -las de suero y las de Agua Jane- se transformaron en adornos de dudosa belleza.
Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de bollones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos.
No lo voy a hacer.
Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad es descartable.
Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas.
Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero.
No lo voy a hacer.
No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.
No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares.
De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la bruja como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva.
Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo que la bruja me gane de mano … y sea yo el entregado.
Y yo…no me entrego.
Marciano Durán

jueves, 11 de marzo de 2010

INGRID "ESA GRAN RECICLADORA"

El otro día nos llegó un paquetito desde Alicante (Dale Otro Uso), los tres que estabamos presenten al abrirlo nos quedamos maravillados con el contenido del mismo. Mi madre no pudo evitar ponerse los pendientes de chocolate (como ella los bautizó), maravilla de reciclaje hechos con las capsulas del café.

Jesús se quedó prendado de las bolsas hechas con los envases de la comida de los gatos.

y a mí a pesar de que todo me encantó, el móvil hecho con coco y conchas de las playas del mediterráneo me fascinó.

Tenemos desacuerdos pensando donde lo vamos a colocar, pero casi estoy segura de que cuando llegue Eleya (mi hija) de Santiago nos quitará los pendientes, las bolsas y por último pondrá el móvil en su habitación.
Gracias Ingrid por tú generosidad.

sábado, 6 de marzo de 2010

RECICLANDO HUEVERAS


Hace unos años las hueveras de cartón servían para insonorizar las habitaciones.Enno de Kroon ha sabido darle otra utilidad. Este material le sirve como soporte de su obra pictórica.

domingo, 21 de febrero de 2010

DALE CALOR A TUS PLANTAS

El blog Ohdeedoh, nos propone algo tan sencillo como alegre. Reutilizar los calcetines viejos para darle calor a nuestras plantitas.

CONVERSE RECICLADAS

Creo que esta idea le va a gustar a más de una. ¡Reciclar esas converse que no quiero tirar por nada del mundo!. Amrod Surion, nos propone pasarlas de los pies a las manos.

miércoles, 10 de febrero de 2010

BRAZALETE HECHO CON UN CASSETTE


Instrucciones de cómo hacer su propio C-cassette de pulsera
Materiales:
C-cassette con tornillos
Bisagra 2,5 cm,
Zipper 6cm,
(Dos piezas de tamaño sentía 6cm x 10cm, opcional)
1. Abra C-cassette con un destornillador y quitar las piezas en el interior
(si desea que sus cintas en el interior del C-cassettes para ser utilizado como material de
de carteras, por favor enviar las cintas a Hemming & Willström).
Recuerde guardar los tornillos.
2. Suavizar los bordes en el interior del C-cassette cubre.
3. Dobla las tapas en agua caliente.
4. Realice los orificios de la bisagra a la C-cassette cubre.
5. Fije la bisagra a la cubre con pegamento instantáneo.
6. Adjuntar cremallera con pegamento instantáneo a los lados de la C-cassette.
7. Cortar las piezas de fieltro a la forma de las cubiertas inclinadas.
8. Pega las piezas de fieltro dentro de las cubiertas.
9. Los tornillos de cola de vuelta a sus lugares.
10. Coloque el brazalete en y recibe jiggy con ella!
Vía Kemikaalicocktal

viernes, 15 de enero de 2010

NUEVA ESTANTERIA PARA EL BAÑO


Ya sabes, no te deshagas de esa vieja silla. Puede llegar a ser tan resultona como esta.
Foto We love it.

jueves, 7 de enero de 2010

GRACIAS POR VUESTRA VALENTIA


Los activistas de Greenpeace detenidos en Dinamarca puestos en libertad
Los cuatro activistas se encuentran ya a bordo del Rainbow Warrior atracado en Copenhague
España — La policía danesa ha he hecho pública hoy la puesta en libertad de los cuatro activistas de Greenpeace que participaron en una acción pacífica en la Cumbre del Clima de Dinamarca, tras haber soportado 20 días en prisión preventiva en una cárcel de Copenhague. Los cuatro se encuentran en estos momentos a bordo del buque de la organización, Rainbow Warrior, atracado en Copenhague.

Su liberación se produce un día antes de que expirase la vista con el juez. Los cuatro activistas se enfrentan todavía a juicio en los tribunales daneses y posibles penas de prisión. También esta tarde Greenpeace ha sido informado de que no se celebrará la vista previa prevista con el juez para mañana.

Los cuatro "Activistas de la Alfombra Roja", de los Países Bajos, Noruega, España y Suiza, fueron detenidos tras una protesta pacífica en el inicio de un banquete de Estado organizado por la Reina Margrethe II a los líderes mundiales que asistieron a la Cumbre de Copenhague sobre el clima.

Mads Christensen, director ejecutivo de Greenpeace Nordic, acogió con alegría su puesta en libertad, pero fue duro con las autoridades danesas. "El encarcelamiento innecesario de estos cuatro activistas pacíficos ha sido efectivamente un castigo sin juicio. Este castigo se ha sumado al fracaso de los líderes del mundo para acordar un tratado legalmente vinculante para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El presunto delito por el que se encontraban en prisión es que los cuatro activistas intentasen llamar la atención de los dirigentes mundiales sobre la urgencia de actuar para evitar un cambio climático catastrófico. La duración de esta detención sin juicio está fuera de toda proporción por una simple protesta con un objetivo legítimo”.

Tras las detenciones de los cuatro, Greenpeace garantizó -como sucede en todos los casos en que los voluntarios participan en las protestas pacíficas- que, de haber sido puestos en libertad, los cuatro activistas hubieran regresado voluntariamente a Copenhague para ser juzgados. Para facilitar aún más la investigación policial, Greenpeace siempre ofreció su plena cooperación a la policía danesa y les proporcionó los detalles de la acción. El ofrecimiento de Greenpeace a la policía danesa para especificar qué información adicional se necesitaba saber en relación con el caso se topó con dos semanas de silencio por parte de la policía.

Sólo ayer, martes 5 de enero, la policía danesa finalmente solicitó a Greenpeace los nombres de las otras personas que habían estado en la acción de Greenpeace el 17 de diciembre. Hoy, estas personas, voluntariamente, han ofrecido sus datos, eliminando la última razón concebible para la detención.

Los activistas encarcelados protagonizaron una protesta pacífica durante la cena que ofreció la reina de Dinamarca a los Jefes de Estado durante la Cumbre del Clima de Copenhague. Recorrieron la alfombra roja como representantes de los millones de personas de todo el mundo que demandaban una acuerdo justo, ambicioso y vinculante para evitar una catástrofe climática, y desplegaron dos pancartas con el lema: "los políticos hablan, los líderes actúan". Por este motivo fueron detenidos y enviados a la cárcel danesa de Vestre Fængsel, en régimen de aislamiento y sin juicio, hasta el 7 de enero. El cuarto miembro de Greenpeace fue detenido días después y se unió a los tres primeros.
greenpeace