viernes, 25 de septiembre de 2009

CUMBRE SOBRE EL CLIMA EN LA ONU DISCURSO NICOLAS SARKOZY

Cumbre sobre el clima en la ONU : discurso de Nicolas Sarkozy (Nueva York, 22 de septiembre 2009)
Señoras, Señores Jefes de Estado y de Gobierno:
Hoy disponemos de 87 días para vencer o para fracasar. Gracias a la constatación unánime de los expertos, sabemos que el cambio climático es una realidad. Nadie puede negar esta realidad.
Sabemos que tenemos que limitarlo a dos grados y que será catastrófico si no lo logramos. Este punto ya no admite ningún debate. A pesar de nuestras diferencias, somos la última generación que puede actuar. Por primera vez, debemos decidir no por nuestros países, no por nuestras regiones, ni siquiera por nuestros continentes, debemos decidir por el planeta.
En resumen, podemos elegir entre una catástrofe o una solución. Decidimos por todo el planeta y quienes vengan después no podrán tomar las decisiones que no hayamos tomado nosotros. Pocas veces una elección ha sido tan crucial para el futuro de la humanidad.
Señor Secretario General: examinemos claramente la situación actual. Si seguimos así, nos encaminamos hacia el fracaso. No hace falta ser hipócritas, no hace falta participar en pequeños juegos diplomáticos o políticos. Ni siquiera hace falta que les imponga un discurso grandilocuente 87 días antes de Copenhague. Necesitamos propuestas, acciones, responsabilidades.
Sabemos perfectamente cuáles son los cuatro principios que harán de Copenhague un éxito:
  reducción en un 50% de las emisiones mundiales entre hoy y 2050.
  En los países desarrollados, no es necesaria una reducción de un 50%, sino al menos de un 80%, entre hoy y 2050.
  Los países emergentes tienen que frenar el aumento de sus emisiones con la ayuda financiera y técnica de los países desarrollados. Lo comentaré más adelante.
  Por último, de un modo u otro, habrá que pagar por los países más vulnerables, los de África y los Estados insulares, no habrá más elección.
¿Qué falta? Hoy faltan dos cosas: voluntad y confianza.
Hay muchos dirigentes que temen tener que elegir entre crecimiento y protección del medio ambiente, podemos entenderlos, puesto que se enfrentan a la pobreza y al desempleo. Pero nadie tiene que hacer esta elección y en Europa demostraremos que podemos pasar de un crecimiento fuerte con emisiones de carbono elevadas a un crecimiento sostenible. Lo hemos demostrado en Europa con el paquete energía-clima y lo hemos demostrado en Francia con la creación de una fiscalidad ecológica.
Nadie tendrá que elegir entre desempleo y medio ambiente, entre limpieza y protección del planeta. Entre las buenas noticias -no hay muchas- quiero saludar el liderazgo del nuevo Gobierno japonés, que ha asumido compromisos muy fuertes, y también los compromisos de China. Pero ahora hay que ir mucho más lejos.
Quiero proponer que establezcamos un mecanismo eficaz para financiar a quienes lo necesitan y para realizar transferencias de tecnología. Si no lo hacemos, los países emergentes no seguirán nuestro ejemplo. Sin embargo, deben hacerlo porque de ellos también depende el futuro del planeta.
México ha hecho una propuesta de contribución universal, Francia la apoya. La Comisión Europea ha evaluado en 100.000 millones de euros por año entre hoy y 2020 la financiación que podríamos prever para ayudar a los países en vías de desarrollo a adaptarse a un nuevo concepto de crecimiento sostenible, estamos dispuestos a hacerlo. Al dirigirme a los países en desarrollo y a los países emergentes, de veras les digo que estamos dispuestos a hacer trasferencias financieras y transferencias de competencias tecnológicas. Estén ustedes también a la altura de las necesidades del planeta.
Debo ser franco, en Francia y en Europa, las empresas contaminantes pagan tasas, ningún país podrá evitar hacer esfuerzos. O avanzamos todos juntos y les ayudamos a financiar, les ayudamos mediante transferencias de tecnología; o no avanzamos y en ese caso, nos veremos obligados a crear un impuesto sobre el carbono en las fronteras de Europa. Ante la gravedad de la situación, no puede haber una parte del mundo que proteja al planeta y otra parte del mundo que diga no sin motivo. No está a la altura del desafío. De momento, no queremos esforzarnos. Tenemos que esforzarnos todos, los países desarrollados les ayudaremos, financiera y tecnológicamente.
Asimismo, quiero decir que Francia hará propuestas a Brasil y a los países de la cuenca del Congo sobre la cuestión de los bosques. La destrucción de los bosques causa el 20% de las emisiones. Hay que ayudar a los países que albergan los bosques más grandes del mundo, reservas para la protección del medio ambiente, a mantenerlos, a protegerlos, incluso a desarrollarlos. Esto es solidaridad activa. Pienso en el Amazonas, pienso en el bosque de la cuenca del Congo, pienso por supuesto en el bosque de Siberia. Los bosques son bienes de la humanidad.
Por último, quisiera que tomásemos una iniciativa particular por África. Sólo el 17% de los africanos tiene acceso a la energía primaria, no podemos dejar a África en esta situación. En el fondo, nosotros, los países desarrollados, tendremos que pagar y transferir tecnología; ustedes, los países emergentes, deben comprometerse a reducir sus emisiones sin que afecte al crecimiento y los países pobres deben ser el elemento central de la estrategia de Copenhague. Pero todos nos veremos beneficiados por este nuevo crecimiento.
Por último, terminaré, Señor Secretario General, haciendo dos propuestas. La primera es que nos decidamos finalmente a crear una única Organización Mundial del Medio Ambiente. No basta con conseguir que Copenhague sea un éxito, también hay que saber quién gestionará las consecuencias de las decisiones tomadas en Copenhague. Hay unas sesenta organizaciones dispersas que se ocupan de las mismas cuestiones, creemos una Organización Mundial del Medio Ambiente, sentemos las bases de esa creación en Copenhague.
En segundo lugar, propongo que los jefes de Estado de las principales economías, que representan nada más y nada menos que un 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero, nos reunamos a mediados de noviembre, es decir entre nuestra reunión, Señor Secretario General, y Copenhague para dejar de lado el juego de roles, los discursos sin efectos, los juegos diplomáticos y poner sobre la mesa propuestas concretas.
Lo han entendido, Señoras y Señores, Francia está absolutamente convencida de que el tiempo no es nuestro aliado, el tiempo es nuestro juez, ya tenemos una condena condicional. Asumamos nuestras responsabilidades, no en los discursos, sino en los hechos, Francia y Europa están muy decididas a hacerlo. Muchas gracias.

Tengo la esperanza de que como dice Sarkozy, todos asuman esas responsabilidades